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- 286 - leyes, constituciones y ceremonias, y por último, todo lo que hay entre nosotros Mantenfa la de quebranto y mortificación, se suavi– observancia. sase de modo que sin faltar á su obser• vancia, no se oprimiesen las fuerzas, ni desmayasen los corazones. Y cuando la prudencia se lo dictaba, daba el ali– vio, el recreo y desahogo, para que algo refocilados los súbditos volviesen des– pués con valentí.a mayor á la rigidez de la prmitencia. Siendo Guardián en Alcalá de Hena– res, una noche corrió entre los Religio– sos la voz de que había dispensado el siervo de Dios el rezo de media noche y que así no se levantase la Comunidad á maitines. Esta voz, por no usada, cau– só novedad entre los Religiosos; pero como era noche de gran frío, aunque causó admiración, fué bien admitida de todos los estudiantes, que eran los que componían la familia, sien<lo lector y Guardián el P. Fr. Agustín. A media noche tocó la campana un religioso le– go, oyóla el Guardián y se levautó como eiempre á cantar las alabanzas del Señor. A tiempo que iba bajando la es– calera para el coro, subía ya el religioso lego que había tocado la campana, y juz– gando (sin conocerlo), que el que baja– ba era otro religioso lego, le dijo: Her mano, vuélvase vuestra C. á la celda, que no hay Maitines, porque el P. Guar- Caso notable. dián los ha dispensado esta noche. Oyó lo que el religioso le decía, y sin darse á conocer~ sonriéndose se volvió á la

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