BCCCAP00000000000000000000606

- 279 - el e:emplo de Cristo nuestrc bien y de sus sagrados Apóstoles. Su presencia Lo mis□o depouen otros religiosos de en ° 1 púlpito. aquellos tempos, que conocieron y tra- taron al siervo de Dios y merecieron go- zar de su evangélica doctrina. Estos di- "cen que era cosa digna de verse, aquel hombre ve:itido del austero saco de Ca– puchino, CJn una barba blanca y vene• rable, rle semblante austerísimo, y muy grave, pálido con los ayunos, descalzo de pié y pierna en lo más crudo del in• vierno, pro:'iriendo con levantado grito las amenazas del juicio, los horrores de la muerte, las agouías finales, lo terrible del cargo dBl cristiano, lo despreciable de le. vida, la gravodad del pecado, mo– viendo á horror y espanto los corazones de sus oyentes, dándole la JY.[Hgestad de Dios tanto imperio sobre los corazones más Juros, que con facilidad los volvía blandos como cera, sin haber pecho que se re3istiese á sus amonestaeioues, de– jándolos persuadidos á la penitencia. En Salamanca hizo tanto fruto su pre– dicación, que muchos estudiantes de aquella célebre Universidad dejaron el mundo y abrasaron el estad:> perfecto de Religión. En Alcalá de HE-nares su– cedió lo mismo con otros muchos estu– diantes de 3quella Universidad, quemo– vidos de la predicación del siervo de Dios 'lpartóndose de sus estudios y no Conv-:rsiones ' "" ' que hizo. mirando yn los intereses temporales que con ellos prEtendían, se entregaron del todo á Jesucristo, siguiendo sus ejemplos

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz