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- 270 - r;---;~~~~.S.<S:-:S:<.s.<.S:-:S:<S:~.:......9 en el reino de los Cielos, el que ense– Enseña con el ñare y obrare, el padre Fray Agustín ejemplo. obraba y enseñaba, y así puede llamarse grande. Ya hemos visto su enseñar; vea- mos su obrar ahora. Aunque era tan grande el trabajo que tenía, no solo en gobernar la familia de su Convento, sino también en dos lecciones que cada día leía á sus estudiantes, nunca quiso to– mar ni la menor de aquellas exenciones que á los lectores se les permiten, obser– vando siempre con todo rigor lo que mandan nuestras sagradas constitucio– nes. Era el primero al Coro, sin faltar jamás ni á una sola hora, ni á las ora– ciones ccmunee, ni á la misa conven– tual, que oia siempre hincado de rodillas. Sus ayunos fueron siempre tan con– tínuos como los observó el tiempo que fué novicio, y lo mismo las demás peni– tencias y mortificaciones. Nunca se puso túnica aun en el rigor del invierno cuan– do los fríos son intensísimos. Siempre anduvo con los pies descalzos, sin usar ni suelas ni .,;;andalias ni otro calzado al– guno, pisando con la desnuda planta las nieves y las escarchas. Muchos días ayu– naba, comiendo solo un poco de pan. y bebiendo agua. No se contentaba su fer– voroso espíritu con las disciplinas que hace la Comunidad, aimque son tres ca– da semana, sino que á estas añadía otras Su penitencia. muchas muy rigurosas y sangrientas, siendo en todo un vivo retrato de la ma– yor penitencia, juntando á las mortifica– ciones referidas otras muchas que lo

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