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- 260 - c;--.-s:,.:s:-.:s..:s:-.:s:-.:s:-.:s:-.:s:-:s:-.:s:-.:s:-.:s:-~ cha fiesta el P. Bernardino de Quinta- n:tr, exprovincial de Castilla, el cual de- El Duque 10 jé, absorto al auditorio con su fervor y costea todo. ek>cuencia prodigiosa. No permitió el Duque que en todos aquellos días se guisase cosa alguna en el Convento ni que se. pidiese limosna en el pueblo, sino que de su palacio en– viaba guisada toda la comida con abun– dancia; en cambió exigió de la comuni– dad que po:' lo menos un religioso ha– bía de estar siempre orando por él ante el sagrario, haciendo cornpafiín al Dios ei:=condido en la Eucaristía, y 0n esta con– tb.ua adoración se remudaban los reli– giosos de hora en hora de tal snerte, que en ninguna hora del día ni de la noche ei:=taba solo su Magestad: y algunas ve– ces venía el fervoroso príncipe á deshora y como á escondidas á ver si los religio– scs cumplían lo prornetido, y hnllándo– loo siempre delante de su Magestad, quedaba co::.itentísimo y corr.o saciado se deseo. El primer Guardián de este Convento fcé el P. Gaspar de Hovilla y 011 él mora– ren siempre religiosos de mucha virtud. DeEpués de la exclaustración del año 1835, se conservó en buen estado con· vertido en casa de vecinos, y fué luego el segundo que se restauró en Espafia, gracias al celo del Sr. Arcipreste don F:·ancisco Rubio Oontreras y á la gene-Estado 1tctuttl rosidad del Sr. Conde de A~dama, dedel Convento. don Andrés de Hoyos Limón y de otros Señores de Sanlúcar, como se dirá en la