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- 246 - ~.:.s.-.:.s.-.:.s.-~.:.s.-.:.s.-~~ y bellísimos colores, cuya preciosidad y Este 10 vió hermosura le parecía que nunca jamás glorioso. había visto, ni que aquellas telas eran de las que hay en el mundo. Llevaban todos luces en las manos, y vió que el último de todos era su hijo Fray Anto– nio, que iba hermosísimo y ricamente aderezado, muy resplandeciente y con un ornamento sacerdotal que aventa– jaba al sol en sus reflejos. Despertó en– tonces, <lió gritos, llamó á su mujer, al– borotose la casa, y á todos les contó aquel sueño que había tenido, con tanto gozo de su alma y alegría de su corazón, que sin poderse contener, se levantó y fué á nuestro Convento, donde contó á los religiosos lo que había visto; pero, ignorando todos el misterio, se admira– ban, sin saber á que ~tribuirlo, hasta que de allí á tres días vino la ,noticia de la muerte del P. Fray Antonio, que ha, bía sido el mismo día y á la hora misma que su padre había tenirlo el sueño y visto la mencionada procesión. Por ello todos alabaron á Dios, y conocieron la gloria que su Magestad le había dado á aquella felicísima alma, y como había querido que su padre tuviese aquel con– suelo, y nosotros est11 noticia, para que Coincidencias él en la muerte de su hijo se alegrase, y nosotros nos incitásemos á seguir sus virtudes, para acompañarle en la gloria. (Id. 996.)