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- 244- ~-:s:--:s:--:s:--:s:-~~~ si alguna vez los visitaba era tan de 0trasvirtudesPOr fuerza, que en lo brevísimo de su visita daba á entern1er lo involuntario que en ella había sido. Decía el venera– ble varón que la comunicación con los seglares auuque sean parientes muy alle– gados, trae siem¡,re consigo disipación para el espíritu, el cua~ solo en la soledad y retiro consigue el recogimiento inte– rior. (Id. 993) Acabó el siervo de Dios sus estudios, y los prelados le mandaron que fuese de conventual á la Ciudad de Ecija, á donde poco antes se había tomado la fundación; fué allá el obediente religioso; pero su conventunlidad allí apenas duró un més, porque de aquella Ciudad que se apelli– da del sol, lo llamó el Señi)r mediante la muerte á otra Ciudad, que, como dijo S. Juan en su Apo-Jalípsis no necesi– ta del s1ll, porque el Cordero de Dios es la antorcha indeficiente que por toda la eternidad la ilumina. Dióle pues una ca– lentura maligna que en solo tres días, lo llevó á las puertas del sepulcro; y así, habiendo recibido los Santos Sacramen– tos con especialísima devoción y mucha edificación de la Comunidad que le asis– tía, entre afectuosísimos actos de fé, es– peranza y caridad, murió en el Convento to de Ecija en 01 uño de 1633, habiendo vivido en la Religión ocho años, y sien– do su ednd do solo veinte y ocho, dejan– do la provincia llena del olor de sus vir– tudes y los corazones de los religiosos Enferma gra- d d • • t d vemente. ocupa os e seutumen o por per er en

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