BCCCAP00000000000000000000606

- 242 - y sin experiencia, era en todo tan acer– su don de contado su consejo, que no sólo l0s otros sajo. mozos, sino también los más ancianos á ojos cerrados lo tomaban y seguían. (Id. 989). La caridad, reina de las virtudes, hija primogénita de Dios y heredera de su mayorazgo, fué ospecialísirna en estfl siervo del Seüor. No solo cumplía con ella en las ocasiones que se Je ofrecían, sino que él ansioso buscaba estas oca– sione.;; para ejercicio de la caridad. Con– sideraba que estn virtud era una precio– sa margarita, cuyo valor enriquece el al– ma que la posee, y así por todos los me– dios posibles la buscaba. Consideraba también que la caridad es la raiz de don– cl.e nacen y se originan todos los bienes espirituales, y así por conseguirlos todos, andaba siempre buscando ocasiones ele ejercitar esta excelentísima virtud; y así procuraba servir á los demás religiosos, ayudándoles en sus ocupaciones, como si él fuera su criado y ellos fuesen sus sefiores. (Id. 990.) Caminaba una vez con un religioso de pocos afíos, así de edad, como de Re– ligión; era el camino además de largo muy lleno de lodo y de pantanos, por lo cual el compañero, que era de su natu– raleza muy endeble y delicado, resbalaba . y caía á cada paso, tribulación que lo su ca nd ªd. puso en la mayor agonía por verse sin :fuerzas para caminar. Viendo Fray An– tonio á su compañero en fatiga tanta, ensanchó las entrnñas de su caridad, y

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz