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- 240 - ~-.s:-~~~-5:-~ sin dar noticias ni á padres, ni á herma– Sana y piclc el nos, ni á parientes. ni á amigos; y con M,bito. toda instancia pidió que se le diese el hábito de la Religión. Mucha dificultad hallaron aquellos Venerables Padres en recibirlo, á causa de la enfermedad que había pasado, por lo cual no le dieron buenas esperanzas. No desmayó por esto el desengañado mancebo, antes bien, vol– vió á instar una y otra vez en su preten– sión, y cor.uo la perseverancia suele con– seguir lo que con más ahinco se preten– de, así la suya consiguió lo que tanto deseaba; porque viendo aquellos Padres lo constante de su deseo y conociendo que era vocación de Dios y que su re– cepción había de ser de edificación gran– de en Antequera, condescendieron con su petición y el P. comisario General Fr. Agustín de Granada, lo recibió á la orden y lo remitió á Granada donde es– taba entonces el noviciado, para que el P. Fr. José de Antequera le vistiese el seráfico sayal, como de hecho se lo vistió el día 21 de Marzo del año de 1627, que– dando contentísimo nuestro novicio, as:!. por verse ya libre de los peligrosos lazos, que antes lo habían enredado y preso en el mundo, como por considerarse alista– do en la seráfica milicia, donde pretendía Ent!". en el dar guerra á los enemigos del alma, mi- novicrn,lo. l" d d"b · 1 1 · f b d 1tan o e a3O ( e a tnun ante an era del Seráfico Frnncisco. /Id. 986.) En el año del noviciado se hizo perfec– to ejemplar, no sólo de novicio, sino tam– bi0n de profeso, por que se esmeró en el