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- 219 -– ~.:.S:-.:.S:-.:.S:-.:.S:-.:.S:-.:.S:-.:.S:-.:.S:-.:.S:-.:.S:-.:.S:-.:.S:-.:....3. zolo ella con mucho gusto y el pobre que– dó regalado y el niño muy contento por haberlo curado y asistido. (Isid.1005.) Vivía nuestro :fervoroso nifio en la • d d • Estudia en primavera e sus años, cuan o munó su Granada padre, golpe que llevó como venido de la mano de Dios con mucha resignación. Su madre, viéndose viurla y deseando que su hijo se ejercitase en el estudio de la latinidad, lo puso á pupilo en la ciu- dad de Granada para que allí estudiase la Gramática, estimando más la ensofían- za de su hijo, que el gusto que podía re- sultarle de tenerlo en su compañia. Pasó, pues, nuestro devoto nü10 á Gra– nada y aunque las grandes ciudades sue– len ser para muchos lazo tan peligroso que con frecuencia los prende en el exe– crable vicio de la torpeza, del cual con dificultad se libran los que una vez en él se enredan, nuestro nifio siempre libre . de él holló con invicta planta el áspid de la sensualidad, porque huía do las ocasiones, que son las causas de toda caída. El tiempo que le sobraba de sus estudios lo empleaba en acudirá los tem– plos, donde con mucba devoción asistía á los divino,; ofici.os , misas y sermones, pasto que alimenta el espíritu, y ejercicio que 09 sagrado comercio se granjea mu– cho caudal para enriquecer el alma. La modestia de su semblante era ~specialí- sima, la gravedad de sus palabras gran- 8 'd , d 1 ·a d d . u Vl a"º e, a serem a e su ámmo mucha, la estudilmte. custodia de sus ojos singular, y por últi- mo, en todo su exterior mostraba ser un

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