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- 211 - D. Juan de Orive y Montehermoso, los cuales queriendo manil'e~•tar con su ge- _Bi~uhechores nerosidad la gran devoción qtrn nos te-msrgues. nían, se determinaron labrar á sus ex- pensas la Iglesia, y acabarnos todo el Convento y Jficinas de él, sólo con la condición de que los declarase la Pro- vincia por p:ttronos de aquel Convento. Comunicaron la especie al P. Guardián, y este al Definitorio, donde controvir- tiéndose y hallándose muy favorable, se admitió, como también las cláusulas y condiciones con que se había de celebrar el contrato, el cual no se lleyó á cabo, porque no terminaron ellos las· obras. (Id. 135) A causa de una epidemia horrorosa que duró va:ios años y dojó casi desier– ta á la Cuid0.d de Antequera, se parali– zaron las obras hasta qne la divina pro– videncia proporcionó los; medios, para que viéramos perfecta::nente cun:1plidos nuestros deseos en la terminación de la nueva Iglesia y Convento. Fué el caso, que un Caballero vecino y Regidor de la Ciudad llamado D. Alonso de Vilbao Ayala y Arroyo, dBl 0::-den de Santiago, Alcaide de h Fortaleza y Castillo de Iz– najar y D.ª María de "l'orres Guerrero su mujer, íntimos amigos del V. P. Fr. Severo de Lucena, como dejarnos dicho .en su vida, queriendo corresponder agra d 'd á 1 l'b lºd - l a· . Otros mayores ec1 os a 1 era1 ac:. con que· a 1v1- . Da diestra los había enriquecido, púes su caudal lbgo á ser el más cuantioso que se conoció en aquellos tiempos, de-

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