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- 196 -– ¡;--..,~~"5:-~&.~.:....;l dos y pan, lo que les o:fr.eció agradahle, Es socorridopara que tomasen alimento y pudiesen ~~Iagrosamencontinuar su viaje. Refrigerados ya, bus– caban á su bienhechora para darle las gracias, después que las habían dado á Dios; más viendo que estaban en medio de un desierto, donde en cuanto la vista regi<:ltraba no se descubría cosa alguna, conocieron que el misericordioso Padre celestial para socorrerlos en necesidad tan manifiesta, había enviado un ángel con aquella refeccióll, por lo que de nue- . vo le dieron gracias. (Id. 161.) Caminando en una ocasión, llegaron á una venta ó casa de campo él y su com– pafí.ero, tan fatigados del camino como de la hambre; y pidióle á la hospedera que por amor de Dios y nuestro Será– fico P. San Francisco les diese alguna cosa que comer: á lo que respondió ella que les daría un poco de pan, y que sen– tía no poder hacerles una sopa ó freir– les unos huevos, porque se le había aca– bado el aceite y no tenía con que freír– los, hasta que por la noche viniera con él su marido, Anda hija, (contestó el Padre) y vea si ha quedado alguno, que la providen– cia de Dios es muy grande. Fué la mu– jer llena de fé, y halló la vasija toda lle- ot d . . na de aceite, con lo que ella se llenó de ro pro 1g10. d . 'ó b , . d l a mirac1 n y asom ro, a vIStu e aque prodigio. Quedó la ventera tan pasmada y tan afecta de allí en adelante á los Ca– puchinos, viendo la franca mano con que el Se:ñor los favorecía, que no solo con·

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