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- 188 - ~~~.:S:-~&..:S:-~ caminar á la perfección, que con la lec- su caridad ción de muchos libros espirituales. Y con razón, porque las obras son más efi– ces que las palabras para incitar á la virtud. ¡Oh cuantossuperioressi se exce– diesen hoy en la corrección de un pobre súbdito, se quedarían obstinados en su exceso, y juzgarían que pedir perdón al ofendido era ajar el lustre de la digni– dad!. Pongan estos sus ojos en Cristo nuestro Salvador, arrodillado á los piés de sus discípulos, y vean si ajó este di– vino Sefior la excelentísima dignidad de su persona con un acto de humildad tan profunda, y más no habiendo ofendido ni aún con la menor palabra á sus súb– ditos. Mírense en este espejo y oigan sus palabras que dicen: Exemplumdedi vobisl (P. Isid.) Como en el primer instituto que ha– bía vrofesado y exactamente cumplido nuestro Fray Miguel fué ejercitar la ca– ri<lad con los enfermos, le quedó tan arraigada en su corazón esta virtud, <1ue tomaba á su cargo siempre el cuidado de los enfermos. Todo el tiempo que vi– vió en Valencia desernpefió este empleo, no por que de oficio le tocaba, pues este entre nosotros se encomienda á los Reli– giosos legos: sino por que conociendo los prelados el grandísimo gusto que te . nia en asistir á los enfermos y las espi- cuida á los en rituales delicias que hallaba en visitar– fermos. los, le encargaron este caritativo minis- terio; pareciéndoles que con eso le daban un especialísimo gozo y una respiración

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