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- 187 - empeño como si fuesen peculi:o.res suyos, y á él solo lt tocaran; y así ba::-ría la ca- su humildad, sa, cogía la basura y la llevaba al huerto para que su vista no molestase á los re- ligiceos. En la coc:na fregaba los platos y de– más vajilla que servían para aderezar la comida· que á la Comunidad se mi– nist:-aba. L::.vaba con sus manos y re– mer.daba los hábitos, aun á los más po– brecitos, y e:ompon(ales las suelas ó san– dalias, para lo cual habfa aprendido algo de zapatero; y cuando alguno las tenía descosidas ó rotas, con gran humildad se las pedía para remeudarlas. En confir– maci:Sn de 8sto nos dejó escrito aquel ve– nerabilísimo varón, P. Fray Orisóstomo de Granada, qn,e siendo el P. Fray Mi– guel difinidor, llegó á el, y repetidas veces con muchae instancias le pidió las suelas para cornpcnérselas; acto á la verdad hu- mildísirno. Jsicl.) · En otra ocasión siendo Guardián, del convento ele Sevilla en 1630, reprehen– dió á un Corista por algunos defectos en que :iabía incurrido; y pareciéndole des– pués que se había excedido en la correc– ción, ó que había faltado en la circuns– pección co::i que solía reprender,. bus– có al Corista en secreto y arrojándose á sus piés, le pidió perdón. Quedó el Co– rista atónito y como fuera de sí, viendo á su prelad:i puesto á sus piés; y despues decía que con este ejemplo de huruildadsu abatimien- tan profur.da que había visto en suto. . Guardián, :iabía aprovechado más para

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