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- 161 - de la incorr .1pción del alma q_ue lo ha– bía habitad.:>, la cual estaría ya gozando de Dios. Tt:.mbién conservaron los pa- su retrato. dres antiguos la memoria de este siervo de Dios en cuadros y pinturas, una de las cualos i:á copiada eu el apéndice. CAPITULO XXX Fundación del convento de E:cija 1631 UE Ecija una de las ciudades seña– ladas en el decreto del Rey Felipe tercero, coufirmado por su hijo Felipe cuarto, pan que fundásemos los Capu– chinos, por lo cual el Rmo. P. Comisa– rio determinó poner el hombro á conse– guir dicha fundación, mandando á Eci- · ja con tal objeto á Fray Agustín de An– tequera. Y t1. dejé dicho en el capítulo XL del libro anterior, página 257, que había sido Fray Agustín en el siglo ca– ballero nob::Iísimo, emparentado con to– da la nobleza de Ecija, y fué gustosísi– mamente r3cibido de todos sus parien– tes, amigos y aficionados. Admiráronse unos de ver vestido de aquel sagrado y grosero sayal, al que antes habían visto usando de las más finás telas; pasmáron- se otros de considerar aquel natural, an- su fundador, tes altivo y presuntuoso, ya humillado y abatido; y dieron todos gradas á Dios, al ver la mutación que la poderosa efi- 21

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