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- 160 - ~~~'5:-~~ tica abeja, de las flores de las virtudes iba In;ita n. las formando el delicioso panal en que ate- abe¡as. sorar la miel de l& perfección; cuando queriendo Dios premiarles sus religio– sas tareas, en lo más tlorido de su edad, aunque en las virtudes muy anciano, lo regaló con una enfermedad que corrom– piéndole ó maleúndole la sangre, le cor– tó muy en breve el hilo de la vida tem– poral, para que empezase á gozar (como piadosamente creemos) la eterna. Luegn que nuestro V. se halló tan agravado, empezó á disponerse de nue– vo con más fervorosos anhelos, para la jornada de la eternidad, que coñoció se le acercaba; arrnose para ella con el Viá- Enforma y muere. tico, que es el pan que da vida, y con la extrema Unción, que dá fortaleza pa– ra tan formidable lucha; pidió perdón á todos los Religiosos, y entre dulces co– loquios con nuestro Redentor, con su Santísima Madre, de quien era especiR– Iísimo devoto, y con los Santos Angeles, descansó en el Sefior dejando bien fun– dadas esperanzas de su eterna salud. Diósele sepultura, y pasados muchos días, se ofreció entrar en el sitio donde se había depositado, y se halló su cadá– ver tan entero, blanco, flexible y sin la menor sefial de fetidez ni corrupción, que más parecía cuerpo de hombre que apaciblemente dormía, que cádáver de Incorrupción difunto: con lo cual los religiosos que lo de su cuerpo. vieron tuvieron mayores fundamentos, para creer piadosamente que la incorrup– ción de aquel cuerpo era prueba y señal

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