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- 149 - 6---:.:.S.-S:~~@~&~@.~ que su muerte sea repentinn ó. sea de larga enfermedad, para que sea preciosa Prodigios que en los ojos de Dios. Esto aconteció á le siguieron. nuestro Fray Blas con su muerte, porque a11nque fué instantánea, como fué justo el que rnoria, nada le estorbó para que dejase de ser preciosa en los divinos ojos, como lo dieen los prodigios que por sn intercesión se obraron. No quiso Dios que estuviera sepulta– da en el ohido la glória de su fiel sier– vo, y así permitió que una hermana su– ya, pasado illgún tiempo después del fallecimiento de Fr. Blas, llegase á tocar las últimas líneas de su vida, postrada á la malignidad de una fiebre agudísima. Entre los peligros y dolores que le cau– saba ésta, Ee acordó de los méritos de su dichoso he:mano Fr. Blas, de cuya gloria estaba como cierta, y levantando al cielo los ojos, imploró el patrocinio del siervo de Dios, pidiendo á S. M. le concediese salud, si le convenía, por intercesión de su querido hermano Fray Bias. Apenas había proferido estas razones con la efi– cacia que pudo, cuando vió delante de sí á nuestro Fr. Blas, todo circundado de gloria. Y fu.b tanto el júbilo y espiri– tual consuelo qué le causó su presencia, que instantáneamente se halló libre de la calentura y de sus efectos, levantán- dose al punto buena y sana, y con más se aparece á fundamento certificada de la felicidad su hermana. éterna de su piadoso hermano. Aliéntense los pecadores%con el ejem– plo de Fr. Blas, y aunque sus culpas ha-

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