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- 13 - siempre que quiera quien nos lo dió; pero negamos el tener obligación de de- Consid e r ll, n– jarlo á veluntacl de cualquiera, que gus- dos. . te de echarnos, pues en el interín que nos permitiere estar quien es el duefio, lo gozamos justamente; y estándonos me- jor el vivir en tal sitio que el mudarnos á otro, por gusto del que pretende lo de- jemos, débesenos satisfacer con cosa igual, y de lo que de esta igualdad se quitare es injusticia, si la parte que es dueña no lo remite. Lo tercero, que la satisfacción que por esto se pide es otrn tanto sitio de huerta en la parte á doride se han de pasar, aun– que ni puede ser tanto ni tan bueno, y si para la validez de lo que sefialare, fo e– re necesurio licencia de su Magestad ó su Real consejo, se ha de alcanzar sin que los religioso,; intervengan en ello; porque si lo. pasado que es de menos utilidad dicen que no es seguro, no pa– rece que puede haber más seguridad en lo que se ofrece. Lo cuarto, que para la huerta se nos debe dar agua, la que V. S. viere que es necesario, que esto i:¡e deja á su libera– lidad y á la del sefior Obispo; y para beber también; para todo esto se ha ofr,3cido el rernaneute de la Alameda y un cafio de la de Santa María, y el remanente del Convento del sefior Obis– po, que por la ccridad que al nuestro de– sea hacer, tendrá esto por bien. Lo quinto, por lo gastado en el Con P t· . • e 1c1ones1 vento, y para hacer en la ermita de