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CAPÍTULO XXVI Muerte de rrav Bias !J prodiaios que se le siguieron rnz afias iba á cumplir ya de Reli– gión, (no seis como eqaivocada- te fi 7 A , a· d t Se prepara pa- men a rma e~ peri ice e nues ros ra morir. analEs latinos), cuando el Sefíor para acabar de purifiearlo le envió una peno- sa enfErmedad, que fué una apostema en lo interior del pecho, con la que estu- · vo algunos meses padeciendo intensísi- mos dolores. los cuales tolero con invic- ta paciencia·. Y como veía que se aproxi- maba la hora de su tránsito, quiso apro- vechar el tiempo que le quedaba, por lo que observaba con mayor rigor los ayu- nos, recibía con mayor frecuencia los :santos Saaramentos. y se ejercitaba con más intenso fervor en todas las obras de virtud que l:.asta allí había en la Reli- gión practicado. Una mafíana en qne recibió los Santo, Saeramentos llEgó temprano r. la celda de P. Guardián, y puesto alli e.e rodillas pidiole licencia al prelado para entrar; concediósela este, y al querer Fray Blas levantarse cayó al suelo sin sentido, y r.x– piró de seguida. Nos dice el Espíritu Santo on el libro d 1 S b ·a í l . d I, f . Muere de re- e a a 1 .ur a que e Justo ten ra re rl·pente. gerio, aunque sea preocupado de la mner-

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