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-· 140 - c;-:-S;-~S;-S;-S;-~S;-~ recto de hi humildad y de la castidad; Protección de pues, consiguiéndole de su Santísimo esta señora. Hijo con su podewsa intercesión, el que lo sacase del mundo, y lo llevase á la Re– ligión, le franqueó el camino de la casti– dad y el de la humildad, para que se ejercitara continuamente en santas obras. La segunda virtud que pudo mover la infinita misericordia de Dios, para que se apiadase de éste entonces desen– frenado bruto, fué una singularísima caridad que tenía con los pobres, tanto que nunca dejó de darle limosna al que por amor de Dios se la pedía: pasando á extremo tanto esta misericordiosa li– beralidad, que más de una vez se quitó la ropa que llevaba puesta, para darla de limosna, enternecido de ver la desnu– déz de un pobre, volviéndose á su casa sin ella muy conteuto, porque el poóre quedaba con ella abrigado. Estas dos virtudes, convieue á saber: la fervorosísima devoción á María San– tísima Nuestra Señora, y la ardiente ca– ridad y misericordia con los pobres, fue– ron como dos alas, que sacaron á Balta– sar del cieno de los inmundos vicios, á donde sus apetitos lo habían precipitado. Estas fueron do:::; tiernos clamores que, golpeando en los oídos del piadosísimo Dios, lo movieron á misericordia. Y por su caridad último fueron dos motivos para que el con los pobres enojado Señor se compadeciese de su miseria, y le diere verdadero dolor de sus pecados. E¡,te lo tuvo perfecto nues– tro Baltasar; con él confesó todas las