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Su oración. - 132 - G,@.@.@.@.@.@.@.@.@.~:__j) Para esta penitencia sacaba fortaleza de la oración en la que era continuo. No se contentaba con las horas de ora– ción sefialadas de comunidad, sino que euando los demás religiosos cansados de los trabajos del día buscaban en el suefio su descanso, él solía irse á la Iglesia donde descansaba en brazos de la comtemplación, recibiendo consuelos celestiales que le hacía derramar dul– ces lágrimas. La materia de su meditación era la pasión y muerte de Jesucristo de la cual era devotisimo, y como la misa es una viva representación de ella, ayudaba cuantas podía, y luego se iba á su ofici– na, ó á trnbaji1r en la huerta, donde gas– taba las pocas fuerzas corporales que . las demás austeridades le dejaban libre. Su devoción . , d' á. la Pnsión. Tenía la devoc1on de pe ir mucho por los bienhechores de la orden; y '.;Uan– do los sacerdotes se revestían para de– cir misa, rogábnles él con grande hu– mildnd que se acordase de ellos en los mementos, haciéndolo él al mismo tiem– po y aplicando por ellos el santo sacri– ficio. Tuvo también singular devoción á la Virgen ~antísin,a en cuyo honor hacía todos los sábados alguna mortificación especial, lo mismo que las vísperas de ,Sus ob~e- sus principales festividades. Rezábale el i~~os g~~tY:r rosario toctos ]c)S días con singular pie– ma • dad, y este era su consuelo, su refugio, su alegria y su amparo en todos los apuros de la vida.

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