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- 127 _,. (o:'.S:,.:.S:-:S:,@.@.@..:S,@.@.@.@.@.:.:....5J ejempl0,., ayuda:-on más al buen éxito de la fundación. Quiso DiúS que Fray Martín viniése Enferma Gra- á Sevilla, no tanto ú vivir en ella como á vemente. · mcrir, para quB nsí fuese tumba de su muerte la que tabia sido cuna de su vi- da. Pocos meses hacía que estaba en Se- villa este sie"'.'vo de Dios, cuando el Sefíor le envió una penosísima enfermedad, crisol que le purificase de las imperfec- cknes más leves. Sufrióla con inaltera- ble paciencia, :;onformándose en todo con la voluntad divina y aumentando· co::1 ella los quilates de su espiritu, por- que su virtud se perfeccionó con la en- fermedad; y cuando el cuerpu estaba con el accidente LDás postrado, entonces sentía su espíritu má'; fortalecido. Son las fun- za;, del cuerpo y del espíritu como las dos balanzas de trn peso, que cuando la una baja, la otra sube; y esta sube tanto, cuan- to baja la otra; mucho bajó la balanza de las fuerz:1s corporales de Fray Mar- tíu, porque la enfermedarl se las postró mucho; pero al mismo paso que bajaron éstas, subió la balanza de su espíritu, fortaleciénc.ose más en él, cuanto en las fuerzas del cutrpo se disminuía. Recibió todos loe sa.:!ramentos con ejemplarísima devocióü, y entre las manos de los Reli- giosos, con muchos actos de fé, esperan- za y caridad, descansó en el Sefior, en- tregando e.e manos de su Criador divino su santa el alma, que siempre había procurado muerte. conservar Lmr:ia para aquella ocasión. Murió este ~nsigne varón el afío de