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- 112 - G--:-.:S;,S:<.S.-.:S:-~~:....3 nfa sobre los c;uvos, eomo si estuvieran Lleva la car- menos fatigados: y Dios le daba fuerzas ga ele ambos. para todo, porque estaba encendido en las vigorosas llamas de la caridad, las cuales le daban aliento para llevar él la carga de su compañero, y no cambiando con aquel la suya, alegre cnminaba con las cargas de entrambos. Cuando llegaba al convento, en lugar de tomar el religioso y lícito ali vio que era debido á un cansancio como el que se ha P·cncionado, se iba á cavar á la huerta con los novicios, ó se empleaba en otros ministerios, ayudando ó por de– cir mejor, sirviendo á sus hermanos; porque no le permitía s11 escrúpulo el estar ocioso. Ejemplo admirable para los neligiosos legos, á quienes compete inmediatamente el precepto del trabajo, imitando en esto á los primeros compa– ñeros de nuestro Seráfico Padre San Francisco, que siempre en trabajar se emplearon. A dos efectos miraba este siervo de Dios con sn trabajo; á la destrucción del ocio; y á la perfección de la caridad. rrrabajando Fr. Martín, destruía el ocio el cual es muy pernicioso, pues como asegura el Espíritu Santo en el Eclesiás– tico, el ocio es el maestro qne ensefía toda malicia. Esta la aborrecía nuestro Fray Martín, y por eso contínuamen- Trnbaja en te trabajaba. A la edificación de la cari- el Convento. , ] . j l . ] . aar rrnm 1n tam nén, en su tra )nJO, pues, cada acto de estos en que trabajando servía á sus hermanos los Religiosos,

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