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- 111 -– c,-:'5':-~,S:-@.@.@.'5':-'5:-.;&.~~ se volvía in<lefectiblemente á su conven- to, pu1cciendo por ésto más hielos en el Imita, á, 1t, invierno y más calo:'es en el verano. Fué palonm de Noé. imita:lor verdadero de aquella celebra- da paloma ce Noé: arrojola &ste del ar- ca; salió cooo compelida de ¡a obedien- cia, y viend0 el mundo todo tan lleno de fm1go, t<::miendo su pelig·o, no des– canzé ni un instante, sino que con lige- reza se volvió al seguro de su arca. Así nuest:o Fray Martín, rnliendo de su convente por la obediencia, cou¡¡¡ide– raha al mundo todo tan lleno de riesgos y de peligro,;, que no atrevi0ndose á to– mar en él el menor desc:-inso. presuroso se volvía al :i.rca mística de su convento; dando con 'Jsfo á entender el ningún apego, ó pcr decir mejor, 0I despego grand-e qne :enía á lns cosas del siglo, pues J.ún ni de paso r1uería tomar en él el :me::ior alivio. La 3egunda virtud de las dos que diji– mos :¡ue en el ejercicio de la limosna había resplnndeddo en Fray Martín, fué la car:dad con su progimo. OoJ:Jo estaban tan distanteE loB lugnres, donde iban á pedir la limc.sna, cuando al convento se volvían, venían los hermanos oprimidos con el peso y cnnsados del ca11ino. Ar– día en las lla.::nas do la caridad Fray Mar– tín, y reparando muchas veces que su compafiero, ó con Io gr:!Yo d~ peso que le abrumaba ó con lo largo del camino c,ni~ad con , . , , que 1niraba al so fa:,igaba y corno que desfollecrn ú lo compai1oro. rigurooo del •,rab1jo, le quitab::-. las alfor- jas de los cansados hombros, y se las po-