BCCCAP00000000000000000000606

- 106 - ~-~~S.<.S.·:.S.-~.:.S.-S:-.:.S.-.:.S.-~ sino tmnbién grietas y heridas, con las Mortificar 1a cuales quedaría bastantemente rnortifi- carne.. cado, por !o cual, hien se puede suponer que el objeto inmediato á que miraba en su descalcez Fray Martín fué la aus– teridad, mortificación y penitencia. La segunda virtud á que miró Fray Martín en su descalcez, fué la limpísima caBtidad. Dice el sapientísimo padre y maestro Cornelio Alapide, que el andar descalzas algunas Religiones es, no sólo por humildad y penitencia, sino tam– bién por conservar mejor la angelical virtud de la purnza y castidad; y quepa– ra esto ayuda la descalcez, lo prueba, di– c,iendo, que los piés desnudos se enfrían con el aire y con la tierra que pisan; y que esta frialdad contiene ó entibia los ardores de la sensualidad, y entibiándose éstos, la castidad se conserva mejor, por– que tiene menos enemigos que la impug– nen. De aquí inferimos que nuestro Fray Martín en el andar descalzo mira– ba también á la conservación de la lim– písima castidad; y á esta se dirigió el ri– gor de su descalcez, porque si las Reli– giones referidas, como también la nues– tra, andan descalzas, no es del todo, pues usan sandalias, que defienden las plan– tas de los piés, y excusan de muchas molestias y penalidades; pero Fray Mar– tín, ni aun este corto alivio se permitía, D~~~'.ecer por sino que del todo andaba descalzo, ho– Jlando con las desnudas plantas el duro suelo; padeciendo de esta suerte penali– dades, molestias y tormeutos, causados

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz