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- 105 - ~-s:-.:s.--:s.-:s:--s:-~.:s.-.:s.--:s:-.:s.-~ de la religión, que entonces era este esti- Descalc?z de lo muy común en los Religiosos, sino Fr. Martm. también en los años enfermos y acha- cosos de su más pesada y grave anciani- dad. El objeto que se propuso nuestro Fray Martín en su descalcéz fué la práctica de cinco especialísimas virtudes, porque es sabido que muchas virtudes pueden ser éfe.:;to de una sola acción. La primera y más inmediata virtud á que miró er.te varón Religioso en su descalcéz, fué la penitencia, la mortificación de la carne, la austeridad y rigidez. Esto es constan– te, pues andando con los piés descalzos h'lbía de padecer, no sólo loe rigores de los temporales, como calor y frío, según la variedad dé los tiempos, sino tambien dolores y molestias, hollando con la des– hurla planta lo duro de las piedrns, ex– p(~rimentando en el tropiezo ·la sangre derram·ada, y en el golpe la carne toda herida. A esto parece que miró la Ma– gastad de Dios, cuando desde el trono de la encendida zarza le mandó á Moisés que se descalzase; pues quitándose el calzado en aquel campo sembrado to<lo de espinas, era forzoso que con ellas se hiriese los piés, é hiriéndose, sobra– damente se lastimase, y así experimenta– se los rigores de la austericad y peni– tencia. Así lo tuvo entendido nuestro Fray .Martín; pues andando siempre des- calzo, lastimándose ya con el golpe inad- 01 fo, O 80 q;; O ~ºu~ vertido·, ya con el tropiezo no esperado, so. padecía no sólo penalidades y molestias, 14

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