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CAPITULO XVI Pónenlo de limosnero, u cómo eJercló este oficlü E N ol yá mencionado convento de la Magdalena fué Fray Martín Iimos– Impo_rtancia nero muchos afio" eJ· ercicio que coro- del mISmo. '' • prueba la virtud del siervo de D10s; pues por ser de tanta consecuencia entre no– sotros, por el trato común que ha de te– ner con los seglares, y el buen ejemplo con que los debe convidar á la práctica de las virtudes, parece que los Prelados no se lo hubieran encargado, si en él no tuvieran experimentadas las muchas vir– tudes que para tal ejercicio son necesa– rias. En esta ocupación dió á entender el varon bendito cuanto anhelaba su co– razón llegar á lo sumo de la austeridad y penitencia, pues siendo así que iba á pedir la limosna á los lugares vecinos de dos ó tres leguas de distancia, siempre iba descalzo, sin suelas ó sandalias, pa– deciendo innumerables molestias, ya con las frias escarchas del inv.iemo, ya con Trabajo que los ardientes calores del verano; y esta causa. costumbre de andar del todo descalzo la observó siempre, no sólo en el principio