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-102- ~.:s:-.:s:-.:s:--s.-~-s.-~~.:___;¡ ganaría con extraordinarias penitencias hechas por la propia voluntad. Conociendo los Prelados estos fervo- Su penitencia res de Fray Martín, le daban licencia para hacer penitencias más frecuentes que las ordinarias de la Comunidad; y así, lo contíuuado de las vigilias, lo auste– ro de los ayunos, lo frecuente de las disci– plinas, lo humilde y pobre del hábito, ,y el ejercicio de todas las demás virtudes era en él singular entre todos, pues á todas se aventajaba; y aunque nuevo en la Religión, como era antiguo en la vir– tud, á muchos los excAdía. Contínua– mente andaba cargado de cilicios; y con más continuación, (pues era siempre,) te– nía cefiida á raiz de las carnes una ca– dena de hierro, que aunque bastante– mente lo mortificaba, servíale de con– suelo considerar que ataba con sns enla– zados eslabones al más doméstico enemi– go, que era su propia cmne. En la boca, á imitación de S. Pedro de Alclintara, tenia una pedrezuela para que, embarazándole el uso de la lengua, callase con evangélico silencio, y así refrenase aquel monstruo horrible que siendo en la cuantidad pe– quefio, apenas hay quien lo pueda re frenar, como escribe el Apóstol Santiago; de donde adquirió un singular hábito de callar, y asi se hizo varóu silencioso, retirado y apartado ele todo comercio y Su silencio. comunicación; pero DO por eso ocioso, antes sí, tan amigo ele trabajar, que siem– pre había ele estar ó en la oración reco– gido ó ocupado en el trabajo.

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