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-_85 - &S:.S:<.S:<.s.-&~&&&~&& nero á destierro perpétuo de la Corte. Amenazó á la ciudad de Gramlda con un castigo terrible del cielo, si no corre- . . gía sus enormes pecados y públicos es- ~t"'en~d~ eu ~ cándalos: algunos que alardeaban de cn,stigo. ser indiferentes y nada asustadizos, aban– donnron el templo diciendo en son de mofa: «Este fraile es más loco que santo;» pero á los pocos días terremotos ho– rribles conmueven á la p()pnlosa capital en sus cimientos y se derrumban mul- . titnd de edificios, viéndose obligados á ex– clamar en medio de su asombro: «Aquel fraile no era loco sino santo.» Testigos de hechos análogos á este fueron J átiva, Alcira, Algemesí y otra porción de pue– blos y ciudades. De nuestro V. P. Francisco de Sevilla pu.ede decirse que, fustigando los vicios de los pueblos era otro profeta Elías, que amenazaba eon inminentes castigos á los que desoyeran la voz de !Jios: pon– derando el amor inmenso de Jesucristo á los hombree; v las crueles afrentas de su pasión sacn1Üsima, parecía un apóstol S. Pablo; si hablaba de la mortificación y penitencia un Serafín de Asís, y si describía el último jnicio un S. Vicente Ferrer. Su celo ardentísimo por la gloria de S " 1 0 • Dios y salvación de sus prójimos no que- u ,;() 0 JJ I el bien de In,s daba satisfecho con los frabajos del púl- alnrns. pito: el fervoroso Apóstol pasaba además largas horas en el confesonario para el que tenía singular gracia y atractivo; i!.m junto al lecho del dolor para consolar al

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