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CAPITULO XII su vicia opostólico UNQUE el V. P. Francisco de Sevilla E 11 d predicó mucln y con gran frutoan- s ama o . agni\a de los tes ele ser capuchmo, su verdadero aposto- predicadores. lado no cmnenzó hasta después de haber profesado en nuestra Orden . .Aguila de los predicadores le llamaron desde el principio, por el alto vuelo que tornaba en sus sermoues,y por la erudición y agu– deza de ingenio con que exponía los asuntos; pero después le llamaron após– tol ele Cristo por el fervor con que pre– dicaba ú Cristo crucificado y por el celo con que rendía á sus piés los más obsti– nados pecadores. 'fnvo para el púlpito dones excepcio– nales que prevenían c1esr1e luego en su favor. Su aspecto era hermoso y vene– nerable; su rostro modesto y grave; su ,·o;,; dulce y sonora; sus ademanes llenos de majestud y energía; su lenguaje esco- S ns ,tntesgidoy· uatural·suunción eneldrcirtier- orn.tor1as. ' . . 1rn y arrebatadora; la gracia para ampli- ficar y ponderar excelente; la fuerza para persuadir muy viva; y todas estas dotes

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