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- 71 - ~.:_s:..:s..~.:_s:..:s.. Atribulados con la determinación de su Prelado mayor, acudieron aquellos Padres al B. Juan de Ribera, Arz0bispo Dificultades de Valencia y fundador de casi todos para su pro- los conventos Capuchinos de aquella fesión. p . . 1 1 b d d 1 rovmcia, e cua , sa e or. e o que ocu- rría se dirigió con su l'rovisor y sus dos Obispos auxiliares, Abalas y Carvajal al Convento de Capuchinos. Allí expuso á nuestro santo general las elotes eminen– tes del P. Francisco, á quien conocía bien y veneraba como á santo; lo milagroso de su vocación, lo mucho que de él po– día esperarse, etc., terminando su pláti– ca con estas palabras memorables: Ac:1érclese V. P., Padre General, que la autoricla<l que tiene no se la ha da– do Di0s, in clestructionem sed in cecli– ficationem. Estas palabras apostólicas hicieron tanta impresión 811 el áni– mo de San Lorenzo, que allí mismo mandó v@ir al novicio, y delante del Ar– zobispo le dió la profesión y le regaló su rosario para que le sirviera de recuerdo. Donde se vé que la resistencia de nuee– tro P. General, S. Lorenzo de Brindis, no fué sino un medio de que se valió Dios para que fuese más solemne la profesión de su siervo, pues la hizo con tales cir– cunstancias que dificilmente se verán reunidas en otro sujeto. Intervención l · d 1 Bt J d R'b del B. Juan 1a presencia e o. uan e 1 era, de Ribera. Patriarca, Arzobispo y Virrey do Valen· cia; la de sus Obispos Auxiliares, los Ilmos. Sres. Abalas y Carvajal; la del Marqués de 1\tfalpica y de D. Pedro Gines

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