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- 65 - ~~~ Apenas comenzó á despuntar en él la luz de la razón, manifestó una grande in– clinación hácia la Orden Seráfica nacida S:1.. 8 juegos de de la devoción y amor que profesaba á su muo. 1 · f d d P S E · g onoso -un a. or, nuestro . . ranms- co. Educado en los principios de una sóli– da piedad no tenía otros juegos que hacer altares en su habitación, encendía luces á las imágenes santas que en él ponía, y reunir otros niños para rezar, á los cuales predicaba después subido en una silla. descubriendo con estos indicios el alto fin á que Dios lo tenía destinado en su [g– lesia. Su devoción D 1 tbale en rostro todo lo que era di- y s n s estn- e '- '- d10s. versión, profanidad ó cosa de mundo, y y gustaba mucho de la soledad y del trato con personas virtuosas. Puesto á estudiar (fü la famosa universidad de su patria hizo notabh1s progresos en las letras, aventajándose á sus condiscípulos de tal suerte, que á los diez y siete años era tenido por el estudiante más aprove– chado en las ciencias y en la virtud. Como no hallaba gusto en las cosas del mundo, el tiempo que le dejaban libre sus tareas literarias, lo empleaba en vi– sitar las Iglesias y Conventos de la Orden Seráfica á donde lo llevaba siempre su devoción y el amc,r que profesaba al santo de su nombre. }~~" 1; 0i~t'~'~ Creció en nuestro Francisco fa incli– Seráíica. nación á la virtud al paso que crecía eu los años; y apenas llegó á los 15 cuando movido de celestial impnlso determinó tomar el santo hábito de N. S. P. S. Fran-

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