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- 45- ~.:s-:-~.:s-:-~ chos caballeros y personas de caracter se distinguieron en esto, sobresaliendo entre todos el expresado P. Ramirez. Provincial de los Observantes, pues co– mo varón adornado de muchas letras y virtudes, atendiendo sólo á la honra y gloria de Dios y al bien espiritual de las almas, que conocía había de resul– tar de que fundásemos allí los Capu– chinos, no sólo se interesó sobre este asunto con el Sr. Arzobispo, sino tam– bién con muchas personas principales, siendo en todas las c,mcurrencias en que se hallaba nuestro contínuo pane– girista. (Id. 35.) Otro dé no inferior autoridad, fué el licenciado Campomanes: este quiso ex– cederse á todos en manifestar· el aprecio Ca.mpom_an.es que hacía de nuestro seráfico instituto ofrece s 1 t 1 o . ' para fundar. ofreciéndose á labrarnos el convento y darnos sitio muy proporcionado. Tenía este caballero un carrnen sobre el Darro que es lo que hoy se llama Hornos de Oarnpornanes, que están camino del Sa– cro Monte, y con mucha eficacia solici– tó del V. P. Severo que tomt1se la pose– sión para labrar el convento en aquel sitio, puesto que est@do ya fuera de la ciudad, era sumamente ameno y saluda– ble. Pero considerando dicho V. P. que labrar allí convento era exponer á los religiosos al registro de todos, porque siendo bajo aquel sitio, era. indispensa– ble que cuantos transitaran por las al– turas de uno y otro lado del Darro, re– gistrasen hasta lo más interior del con-

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