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- 273 - ~~-:s.--:s:,s:-.:s-:-:s:,.s:<s:-S:-S:-~ sando que no había jamás comunicado con sujeto alguno que con tanta suavi- Como habla- dad y dulzura hablase de las perfeccio– ba de Dios. nes de Dios, como Fray Gregorio de Va– lles. Nunca molestaba su conversación, aunque se dilatase en ella pol' largo es– pacio, antes dejaba á los que le oían an– siosos de volverla á gozar. En 0ste tan fructuoso modo de vida pasó muchos años, hasta que siendo Guardián de nuestro Convento de Ma– drid, empezó á padecer una calentura continua. Hallándose, pues, muy debili– tado, y reconociendo que no podían lle– gará la malignidad de su indisposición los remedios que empleaba la medicina, trató de prepararse para morir. Recibió su última en• con ardientes y fervorosos actos de cari– fermed. dad el Sagrado Viático; y previniendo ya muy cercana (quizá con profético co– noci::niento) la venida de su :3eñor, dió prisa á que le ministrasen la Unción Extrema, que recibió con tanto acuerdo y ánimo, como si se hallara con la más constante salud. Quedó después con grande quietud y alegría, y adorando tierna y afectuosamente la Imagen de Cristo Crucificado que tenía en la mano, se fué acercando poco á poco á la puerta de la eternidad que es la muerte, por dnnde entró dejando á los súbditos muy desconsolados por una parte, y por otra su •anta muy satisfechos de que á vida tan ajus- muerte. d , . h b , ta a, y a muerte tan prevista, se a ria seguido la inefable gloria del Cielo. Mu– rió en 1624, no se sabe el mes ni el día,

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