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- 271- en todas, porque las juzgaba insuficien– tes y desiguales al ardor de su corazón, Com? la ob- y más á la arandeza del obJ·eto 4ue tanto sequ1aba. b . amaba. Rezaba de rodillas ol Oficio par- vo siempre que no se decía en el Coro, y la Corona todos los días en la misma dis– posición, postrado en tierra, cuando lle– gaba á aquellas palabras del Ave María: Bendito el fruto de tu vientre JESÚS. Nin– gún día dejci ba pasar sin celebrar el Santo Sacrificio ele la Misa, y si tal vez se lo estorbaba alguna inevitable indis– posición, quedaba con grandísimo senti– miento; porque conocía el singular fru– to que de este iacruento Sacrificio resul– ta así á los vi vos como á los difuntos, sin que la participación de los unos im– pida la de los otrm;, porque es infinito el' manantial de que proviene. Había adquirido el siervo de Dios cré– dito tan común así de virtud como de prudencia, que los Prelados de la Pro– vincia le fueron ocupando en los oficios de Guardián y Definidor, á que corres– pondió siempre con tanto acierto, que en el tercer Capítulo Pl'Ovincial que ce– lebró su Provincia á 18 de Octubre de 1613, fué elegido Provincial contra todo el dictámen de sn humildad. En este úl– timo grado de Prelacía descubrió su ta– lento mayores luces. Era apacible y dó– cil, y como fiaba poco de sí, se aconseja– ba en los negocios de dificultad con los Sus cargos y , ' d 1 · b prelacías. que tema por mas octos, y os e"'t1ma a y honraba mucho. Por este medio conse– guía que sus resoluciones fuesen siem-

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