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- 269 - interi0r se le daban bastantes prendas, de que era voz divina la que le llama– ba á esta árdua resolución. Comunicóla Pasa .á los Ca- con el Provincial de los Capuchinos de puch1nos. . . d Valencia, que también temeroso e la poca constancia que estas mudanzas sue– len tener, le foé deteniendo con suavi– dad, hasta poder asegurarle y asegurar– se de la conveniencia espiritual, que este tránsito prometía. Viéndole, pues, fijo y perseverante en su vocación, se deter– minó á darle el hábito, y Fray Gregorio le recibió con grande consuelo y satis– facción de su espíritu. Empezó, pues, la carrera del Novicia– do, instituyendo en él una vida propia más de áµgel que Je hombre, no sólo con ejemplo, sino con admiración de los religiosos. Era humildísimo en el afecto y en el efecto; y así, el primero en fre– gar, barrer, servir á los enfermos, asear– les y limpiarles las celdas; teniendo por tan propia esta ocupación, que ó no de jaba parte en ella á los demás, ó si la tenían se quejaba tan sentido de esto, como pudiera el más ambicioso, si le arrebataran alguna suprema y pretendi– da dignidad. Seguía con puntual fideli– dad la contínua tarea de ejercicios á que nuestra Comunidad asiste, en eepecial los de la oración vocal y mental, em- . . pleando en esta todo lo que de tiempo Su noviciado l d b l l' y [ e que a a entre noe 10 y e ia. como a exterior compostura es indicio de reco– gimiento interior, la modestia afable de su semblante, la moderación de todas