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- 15 - ~~~ dientes de los conventuales, bajo el régi– men y obediencia de aquel. El Papa Eu- 811' vicarios genio VI los autorizó después para elegir generales. . . dos V1'.lanos generales, uno ultramonta- no y otro cismontano, los cuales debían ser confirmados por el Ministro General de los Conventuales dentro de tres días, so pena de perder es<' derecho de confir– mación. Como la pura observancia de la Regla era deseada con anhelo en todas partes, y esta reforma de observantes se inició en varios reinos casi al mismo tiempo, bien pronto logró extenderse por todas las naciones de Europa, especialmente por España, donde no quedó ni el nombre de L_a observan- conventuales, pues todos los conventos ü':. en Espa- abrazartJn más tarde la observancia re– gular, merced al celo y á los esfuerzos del P. Comisario Fr. Francisco Jimenez de Cisneros, Cardenal después y Regen- te del Reino. ' Poco más de medio siglo llevaba la reforma de los observantes rigiendo~e por sí misma, cuando se sintió de nuevo la necesidad de volver á renovar el es– píritu seráfico, que iba poco á poco de– cayendo de su primitivo fervor; y así vemos aparecer en el seno mismo de la observancia nuevas familias ó reformas. En Italia empezó por los años de 1460, . aprobada por Sixto IV, una reforma, al t'1,-:,'"c~ ft~i1\!: frente de la cual se puso el santo Fray A.madeo, que le dió su nombre y se lla– mó de los amadeistas, En España, donde la observancia es-

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