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- 2G3 - Domingo, Obispo ele la Santa Iglesia ele Almería, del Consejo de S. M. &. &; del cual Epítome entresacamos dos párrafos, para que se vea en el primero la estima que tenía este venerable Prelado de nuf\s- ~1~:i~s del tro P. Severo, y el segundo, para dejar confirmado con tan autorizado testimo– nio el día y año de su defunción. Dice así el primero: «El Venerable Padre fray Severo de Tobar, natural de Lucena, Ciudad del Obispado de Córdoba, fundador en e11tos Reinos de Castilla y Andalucía de la muy observante Religión de los Capuchi– nos, fué noble en sangre, en la obser– vancia de su estado y profesión ilustre, de admirable, santa y ejemplar vida, muy penitente, dado á la oración, com– pasivo y piadoso, y dotado de otras mu– chas y excelentes virtudes. Resplande– cieron en él la caridad, humildad y po– breza de su seráfico Padre San Francisco, y las cuatro Cardinales en grado superior; porque su prudencia fu.'.J profunda, sus acciones medidas y regladas con la ley de Dios, incansable y sufridt> en las tribulaciones, pacientísimo en los tra– bajos, y no le faltaron ocasiones en que ejercitarlas, y mostrar la candidéz y . caudal grande de su espíritu, porque Elog10s de 1 d d t , R 1. . , f , Venerable. · es é que en ro en SU e 1g1011, que Ue de edad joven, se le fiaron los cuidados que á los muy ancianos. &. &. El párrafo en que habla de la umerte del V. P. Severo dice así: «Habiendo vuelto á aquella Ciudad

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