BCCCAP00000000000000000000605

- 253 - ~~~~S:<S:-'5':-~-$:-.:......9 tiese é hiciera penitencia de ella. Des– pertó el síndico, y aunqm, no podía dese- Más curacio- char de sí la memoria del lance· como nes. l, <- ' estaba tan creído que el siervo del Señor había hecho mal, despreció aquello como sueño, y continuó su murmuración. A la noche siguiente le sucedió lo mismo; y aunque quedó algo conturbado, se man– tuvo en su propio dictámen. Pero á la tercera noche se le representó en sueños también como airado -el P. Fr. Severo, y le dijo que no dilatase la enmienda de su vida, si no quería experimentar un ri– guroso castigo. Lleno todo de un asom– broso pasmo, despertó el síndico, y muy temprano se partió al convento derra– mando copiosas lágrimas y refirió á los religiosos todo lo que las antecedentes noches le había ocurrido, y postrándose en tierra ante la sepultura donde estaba el siervo de Di0s e1Úerrado, le pidió per dón, confesó su culpa, y para que Dios le perdonase mandó decir algunas mi– sas, he hizo otras penitencias pública– mente y confesó había sido santo el Pa– dre Fr. Severo y que como tal había obrado. No es decible lo que trabajó este sier– vo de Dios por el bien de las almas y por la prosperidad de nuestra religión, ya fundando conventos, ya en árduas y sus grandes utilísimas empresas en Italia, Francia y traba¡os. España, habiendo trabajado y servido mucho no sólo su virtud y ejemplar vi– da, sino también el mucho valimiento que tenía con los reyes, los príncipes y

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz