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CAPITULO XL Dón de milagros del V. P. Se.Yero de Lucena u su santa muerte L dón de milagro;:; era en este sier– vo de Dios tan frecuente como el de profecía, según vamos á ver. Hallá– hase Doña Isabel de Bilbao y Ayala, hija de Don Alonso, tan gravemente acciJen– tada, que los médicos, así el titular de la villa de Iznajar (donde entonces vivía Don Alonso), como otros que había este Dón ele mila- traído para que la curasen, llegaron á gros. clesahuciarla y la dejaron de aplicar me– dicamentos, porque es.da instante espe– raban que fuese el último de sú vida. Llegó en aquella ocasión el siervo de Dios á aquel pueblo, y entrando en casa de su amigo Don Alonso lo informaron del quebranto en que se hallaba toda la familia, si bien luego que vieron al ve– nerable Padre recibieron un singular go– zo, porque confiados en el concepto que de su virtud tenían, creyeron recuperaría la enferma la salud. Así lo experimen-

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