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- 13 ~.:.s.-.:.s.-:.s.--:.s.,.s.-.:.s.-~ . dre, su obra estuvo espuesta á las vicisi- Los conven; tudes de los tiempos y de la flaqueza tuales o • claustrales. humana, que tiende siempre á la como- didad y al regalo, más bien que á la austeridad y al sacrificio. Algunos Mi– nistros provinciales, siguiendo los ejem– plos del General Fray Elias, y no los del humano Serafin, empezaron á edifi– car su;:ituosos conventos con magníficos claustros, lo cual dió origen á que los amantes de la pobreza y simplicidad evengélica los llamaran conventuales ó claustrales, nombre que les confirmó Inocencio IV en 5 de Abril de 1250. Los verdaderos hijos del Pobrecito de ti:. 0010st i Asís no podían ver con buenos ojos una transgresión tan manifiesta <le la pobre– za seráfica, y volviendo p0r los fueros de esta, levantaron en la Marca de An– cona la bandera de una nueva reforma, enarbolada por Fr. Liberato de Macera– ta con otros compañeros; reforma que aprobó y protegió en 1294 el Papa Ce– lestino V, que le <lió su nombre, llsmán- . dose celestinos los seguidores de la misma. Ocho años después, 1302, los religiosos de esta misma reforma se apellidaban clarenos y los llamaban así, por la región Los clarenos. del monte Claro y rio Clareno en los Abruzos, donde tenían la mayor parte de sus conventos. Andando el tiempo, la necesidad de reforma fué tan general, que en Francia apareció una en 1314, llamada Narbo– ~~~s:trb o- nense, de la provincia en que tuvo ori– gen: y en Italia apareció otra capitanea-

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