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- 244 - ~&.,S-:<S.·&.&.-:S>:S~&.&.~S-:-:S:-.:...3 Dios á ejPcutarlo; pero •1iendo Don Alon– so poco tiempo des~mé3, que ya la eje– cución judicial le. amenazaba, y que con ella su casa del todo se perdía, volvió al siervo de Dios para manifestar,e su últi- mo quebrantcr al pcnto que éste lo vió Se 10 ~·evela t\. ' un b1enhe- le dijo, que se quiet-1se. pues la Mages chor. tad Divina atendie::1do á la pureza de áuimo, y buena intención con que se ha- • bía empefiado en ac¡ueI:a fianza por ali– viar á aque: sujeto, no había de permi– tir tuviese contrn tiemp:i alguno su cuu– dal; que fiase del Cieñor lo había de librar de aquel queoranto. Quedó Don Alonso al oir al siervo de Dios tan sereno y fue– ra de cuidado. como siLo le hubiera pa– sado cosa algona. pues tanta como esta era la opinión en qu-i te:1ía del varón de Dios: y no se engañó, rnrque muy lue– go se compuso l8 de::ierdencia de modo que quedó ljbre de Ll fianza, con lo que se confirmó en el concepto en que había vivido, teniendo al P. Severo por varón justo y ::;auto. · En otm ocasión s:i hallaba'el mismo Don Alom,o fatigadc, por razón de haber fallecido su padre, que había sido Alcai– de del Castillo de Iznaj,u, cc.mo lo ha– bían sido sus padres y abuelos; otros su– jetos con sólo el fundamento, que les daba el fayor que en la Corte tenían, salieron alegando· n:ejor derecho á este empleo, y aun(]Ue en ln realirlad no lo tenían ni podían justificnrlo, c,rn todo 8t f 1 qon de D Al 11 d ., l pro ecia. on onsu ,,gó á 1ficu tar el conse guir la Alcaidía; porque le pareció eran

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