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- 243 - una persona, ésta presentaba la firma Los bandidos d ¡ ' J D" · J· t t 1 respetan su e varon ee 10s, 111rneCtrn amen e o firma. dejabai1 ir libre sin causarle la más leve molestia á su persona, ni perjuicio á sus caudales, y eomo esto se experi– meutó muchas veces se divule;ó la fama en aquel reino de que la firma sola del V. P. Fr. Severo de Luceua era el pasa– porte con que se conseguían las mayores seguridades entre aquellos bandidos. Distinguióse mucho este siervo de Dios por"·su don de profecía y co11oci– miento de cosas ocultas entre las cuales merecen especial mención las que vam<,s á referir, extratadas por el P. Córdoba del proceso arri))a dicho. Don Alonso de Bilbao y Ayala, y sn hermano Don Gas– par, que era presbítero vecino de la vi– lla de Iznajar, profesaron grandísima amistad al V. P. Fr. Severo, y el sier- vo de Dios les correspondía. Sucedió · pues, que Don Alonso <lió en fianza unas cantidades grandes de dinero á otro ami- go suyo, el cual llegado el plazo de la paga no cumplió, por lo que arnenar,aba la última mina á la casa del dicho Don Alonso pues, aunque su caudal era po– derosísimo, no bastaba todo pnra cubrir el crédito. Puso este lance á.Don Alon- so en la mayor aflicción y acudió presu– roso á buscar su remedio en las oracio– nes de su amigo el P. Fr. Severo, á quien toda su casa veneraba corno á santo. Pi– dióle encarecidamente alcanzáse para Vé lo futuro. aquella su casa de la Magestad de Dios algún consuelo. Ofrecióse el siervo de

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