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- 242 - el más auténtico testimonió de su virtud, habiendo querido el "rodopoderoBo ma- nifestarla también ~on muchos y estu- Su fama da d ., ' , t ] santidad. pen os nrnagroo, segun cone a en os procesos arriba :::nencionados: Entre los casos raos que prueb:rn la santidad de este varón de Dios, ful'! uno el que le rncedió e&iando él 011 la Pro– vincia de ValenciE. Juntóse en aqu8l reino una cuadrilla de hombres f::>ráji– dos y se h:cieron tandoleros, rob&ndo, quitando vidus y honras á cuantos ,:mcon– traban por :os caminos, y nún á los que habitaban en las b;,redades y haeienda de campo, con lü cual aquellos salt,,,ado– res atemorizaban á t)Clo el reino. S·.1,:e<lió pues, que camir:.ando una vez el siervo de Dios cayó en sus manos; pero lleno de celo por la se.lvación de aqne[a,, po– bres almas, empezó á reprender rns ti– ranías, crueldades y excesos con fervor y eficacia tai, que atbuitos y turbados no solo no hicieron el más leve de:31}.cato contra BU persona venerable, Bino que algunos de ellos anojándose á sus piés lloraron arrepentido.:; sus culpas, pidién– dole los avudase con sus oraciones v pidiese á Dios lea concediese su .\1ajestad tiempo para confe~ar sus culpas y bacer penitencii). e.e e!Lls. Pero lo más digno de admiración fué, que aún aquellos que obstinados DO quisieron dar asentir,1ien- 0 . t á l . . t . d l onvierte á, ,O as cantatJV8S amones ac1one3 e unos malh\!- siervo de Dios y se quedaron contir:uan- chores., do su desastrada vica, le cobraron tanta reverencia y respeto que, si al robar á