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- 209 - con el seráfico arnés, cuando declaró á la carne, al mundo y al demonio nueva y más perenne guerra, saliendo de su empeño victorioso, porque contra ellos esgrimía la espada del divino amor, en cuyos incendios abrasados era víctima Sus virtudes. preciosa que sacrificaba á Dios su pro– pia vida. Contra el mundo usaba las ar– mas de la más profi'inda humildad, sien• do tan exce!fmte en él la práctica de esta heróica virtud, que en su estimación se reputaba por inferior á todos. Y como la guerra de la carn0 es más intestina, procuró vivir siempre prevenido, siendo por esto su abstinencia extremads, su mortificación contínua, perpétuo su si– lencio, sin intérvalo su retiro, su oración frecuente y fervorosa, sieúdo en fin vivo ejemplo de la más religiosa perfección. Conociendo pues nuestros Prelados mayores cuán excelente era en nuestro venerable la práctica de esta virtud, lo eligieron en diversas ocasiones Guar– dián. Y aunque en el Capítulo que se ce– lebró el año 1618 pudo conseguir su hu– mildad 4ue le admitiesen la renuncia que hizo de la guardianía de Antequera, después lo obligaron á que en 01 siguien- Sus cargos en te Capítulo admitiese la de lVJ álaga· y en ~º~~ ) el que se celebró el año 1620, lo eligie- ron también Guardián de Granada, car– gos que admitió por obediencia. A pocos meses de haber llegado á Granada le sobrevino un penoso acci– dente que lo postró en la cama, y le sir– vió de crisol donde purificado el oro pre-