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- 207 - Dios después de su muerte; y con estas demostraciones de piedad, haciendo re– petidos actos de contricción, de fé, es– peranza y caridad entregó su alma al Oriad,Jr. Sucedióle en el trono su hijo, Felipe su hijo Feli- IV, cuya pier1ad fué bastante menor que pe IV nos fa- ] d d . . , vorece. a e su pa re, aunque no su estimac10n á los Capuchinos, pues fuímos nosotros los primeros religiosos á quienes dispen– só favores, comenzádolos por la licencia para fundar en Jaén, aprobando el Acuer– do de dicha ciudad citado en el capítulo anterior, cuya aprobación está fechada á 22 de Marzo, concediéndonos fundar en Jaén, sin que nadie sea osado á con– tradecir dicha fundación En este mismo año, siendo Guardián del Convento de Granada, murió allí san– Vida del P_a- tameute como había vivido el veuer&ble dre Franc1s~ ' ' co de Baeza. P. Fr. Francisco de Baeza, varon insig- ne entre los de su tiempo y merecedor de que su vida estuviera escrita con ex– tensión, según hallamos consignado en varios manuscritos; pero, bien sea por la pérdida de documentos ópor descuido en anotar las fechas, ignoramos hasta el día en que falleció este benemérito reli– gioso, y sólo sabemos de él lo que es– cribió en su crónica el P. Pablo de Gra– nada que es como sigue: Nació el venerable P. Fr. Francisco en Sus 1.1adres Y la hermosa ciudad de Baeza y fueron Patria. . ' ·. sus padres Don Sebastián de G1.11ena y Do:ña Ginesa de Antolines, su mujer, ambos de los más esclarecidos linages de

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