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-8- ~~~ improperios contra la austeridad de aquella Regla de tal arte que rJ Santo Es e ri b O 0 1 ' . . ' Santo otra Fundador se retiro á una gruta de Mon- segunda. · te-Colombo, á fin de prepararse mejor con la oraéión y el sJencio pan la em- presa de escribir dra Regla. Allí Lo veri- ficó bajo la inspi<racién del Espfritu San- to, y después de cuarenta días, la enseñó á fray Elías, que era entonces Vicario ge- . neral de la Orden, para que la Estudiara y la hiciese cump~ir; :::nas Fr. Ehas la en- contró tan rigurosa que en vez d0 devol- La P ! " r ct e , Fr Ehas verla al Santo, finiió que la había per- · · dido, esperando que así no se llE:garía á observar nunca jE:más. Nada dijo San Francisco, s~r;o que, volviendo á la gruta, escribió la Regla por segunda vez. En eso se empleaba cuando el mismo Jesucristo se dignó en- Escríbola de terarle de lo que estaban trama:1 1o fray nuevo. Elías y los provinciales que le eran afectos, quienes y.1 venían hácia la gru- ta para pedir al Efanto ciertas mitigacio- nes que creian ne:;esarias. Salió el Será- fico Patriarca á su encuentro y J3s dijo con voz conmovida: «¿Qué quereis, tú, Elías, y los demás provinciales que te acompañan?»-«Han sabido que escri- bías una Regla superior á las fuerzas humanas, contestó fray Elías \:.ajando los ojos, y me han encargad) te su- plique que la mitigues, pues no la quie- ren aceptar si es de:nasiado rigurosa.» Tembló interiormeffe el Sant:::> al oir 'l'emores. _de · los rclro:.r10~ semejantes palabras, y, alzando la mira- sos. "' da al cielo, exclamó: «¿No os tenía di-

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