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- 193 -- Quedóse después un rato en quieto, dulce y silencioso sosiego, con semblan– te alegre y serenos ojos, y cuando creían los circunstantes que iba ya á espinír, se sentó c0n suma agilidad en la cama, Se le aparece manifestando en lo placentero de su N. S. P. San b] . t 1 •' Q d • J;'rancisco. sem an e una suma a egna. ue aron- se todoil admirados, y más cuando ad– virtieron que alargó las manos, como que cogía otras y acercándolas á su boca ha– cía ademan de que las besaba. Hallába– se presente el P. Fr. Buenaventura de Granada, y notando aquellas acciones tan extrañas que el enfermo hacía, le pre– guntó, ¿si quería ó necesitaba de algu– na cosa, ó qué era lo que con aque– llas acciones demostraba? A lo que res– pllndió el enfermo: que N.S. P S. Fran– cisco había renido á asistirle y consolarlo en aquella hora, y que allí permanecía invitándolo á irse con él al cielo. Dicien– do esto el eufermo, volvió á repetir con gran temura y desmostraciones de júbi– lo la misma acción de besar alguna ma • no que con las suyas arrimaba hacia su boca, y en ella entregó su alma al Cria– dor, la que como piadosamente creemos, llevaría nuestro Seráfico Padre, para que su • ª 11 t ª el Juez su·)remo le diese la corona que muerte. . l mereció en su consumada carrera. Quedó su cadáver dando testimonio de la gloria que gozaba ya el alma que lo había informado.- Su color, que con la coutínua abstiuencia, peuitencias y mor– tificación de lc,s sentidos había sido té– rreo, se trasmutó en blanco y delicado-

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