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destrúyese; y a:-ií ::'11é opinióu común, que siempre se conservó virgen. Por lo mismo vivió siempre abstraído y retira- . d 1 , l Su recog1· do no sólo e trato con muJeres y iom- miento. bres seglares, sino también aun del de los mismos religiosos, y sólo cuando la obediencia ponía á su cuidado algún ne- gocio, cuya expedición lo obligaba á de- jar la celda ó á sali:· á la calle, ern cuan- do lo ejecutaba; y cuando la voluntad del Prelado no se lo impedía, ó cuando el acudir al alivio de alguna necesidad no lo obligaba, solo en la celda ó en la iglesia era donde estaba, Su penitencia era espantosa: tenía siompre el cuerpo dolorido y las carnes magullada, ya cc,n la cota de malla que traía, ya con las disciplinas que con crueldad se daba, ya con los cilicios que se ponía; y como nues- tro Mae.stro Soberano nos aconseja que estas obras de supererogación las haga- mos de modo quesolo las vea y sepa Aquel que Jebe co::::iocerlas, y puede sólo premiarlas; para no faltar en esto, vivió con cuidado de que no se supiesen sus penitencias p3.rticulares..Su ayuno fué . frecuente, y á pan y agua muchas veces, y cuando comía lo que la comunidad le daba, no obstante que lo c:omúu es sólo para no morirse de hambre, entonces decía que aquello para un pobre men- digo era mucüo regalarse. Su cama, para el poco tiempo que concedía á su cuer- s_u penitou– po de descanso, era el duro suelo ó unas º 111 • desnudas tablas. Para que su cuerpo debilitado no des•

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