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- 188 - G;~~~~~~~~ como dijimos en el capítulo IV. Allí Vit á Madrid' se ordenó de sacerdote, y co11ociendo por experiencia propia el V. P. Severo de Lucena la virtud heróict\ de dicho Padre Fr. José, lo eligió por compafiero, cuando vino á la fundación del convento <le An- tequera. Con sólo esto quedaba patente su religi·)sidad é incul p1ble vida, pues una de las singularísimns gracias con que Dios adornó al V. P. Severo foé la cliscn•ción de espíritus; con que haber rnlicitailo traerlo de compafiero para se- v. , 1 . , . l l l d . . rene "' a meJante asunto a una crnc ac ( pn e Ja- fundación de más habían v:sto Capuchinos, e3 testi- Antequera. moriio auténtico de su virtU<l heróica, Cuando el V. P. Fr. Severo foó á O,ta • nada á solicitar la fundación de aquel convento lo dejó en Antequera pr-,ra que ayudase al R. P. Fr. Félix de Granada en la contiunación de aquella obn; pero habiéndose vuelto á Antequera e~ vene- rable P. Fr. Severo, dejané!o ya tornada . lá ¡>osesióri rle ·tquel con vento envió al v •t también ' ' ' á la de ·Gra- V. P. Fr. José, para que c,,n 8l ejemplo nada, de sus virtudes edificase á los granadi- nos, estimulándolos á que dirigiesen sus obras al divino obsequio observando los preceptos divinos; y también para que se emplease en solicitar los medios ne cesarios para concluir la fabrica de este convento. Una vez al1í siguió practicat'do sus virtudes heróicas edificvndo al mundo Virtn_des _que ' · · U,llÍ eJercia. con su ejemplarísima y ajustad!: vida.· Era entonces suma la austeridaJ, des– nudez y abstinencia, en que viyían los

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