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- 163- -– ~.:S:-.:S:-.:S:-.:S:-.:S:-'5:-S:-,S:,.S:,'5:,s.,s.<s.- fué á la celda del R. P. Fr. Bernardino de Segovia que era Guardián, y le dijo, lo que á Fr. Bernardino había oido, y que era preciso estar con cuidado á ver si se cumplía este anuncio. Pasados cuatro dias, le dijo dicho R. P. Guardián á Fr. Martín, que para exan:iinar si había sido realidad lo que Ra~ifjc~ su había dicho el enfermo acerca de su vat1c1n10. . , muerte, que fuese á decirle que babia pasado el día de San Juan en que le dijo había de morir, y aún estaba vivo. Eje– cutó Fr. Martín á la letra el mandato del P. Guardián; pero al oirlo el siervo de Dios, le respondió: que aún faltaban cuatro días para el de San Juan, y que este día había de cerrar el período de su carrera. Preparóse entre tanto con la recepción de los Santos Sacramentos, y al llegar la madrugada del día de San Juan, ase– gura el P. Pablo de Granada en la vida que escribió de este V. que su rostro, Se le aparece antes pálido se puso hermoso y sonrosa- N. P.S.lfran• ' , cisco. do, sus labi'.)S rubicundos, sus ojos ra- diantes de alegría y todo él con belleza tan admirable que parecía cuerpo glo - rioso: y añade que en su tiempo era opinión común que antes de morir se le apareció N. P. S. Francisco, con cuya visión recreado nuestro Bernardino, pa– rece que empezó á gozar de la Bienaven– turanza. Esta asistencia de N. P. S. Francisco á su verdadero hijo á la hora de su trán– sito7 (dice el mismo autor) se apoya en